La sesión de pre-boda es mucho más que una simple sesión de fotos o video, es la primera página del capítulo final antes de convertirse en esposos. Es un espacio donde las parejas pueden dejar que su relación fluya ante la cámara, capturando momentos auténticos sin la presión del gran día. Pero, ¿cómo hacer que esta sesión sea realmente especial?

La importancia de conocerse antes del gran día
Antes de sumergirnos en la sesión de preboda, me gusta pasar un tiempo con la pareja para conocer su historia: cómo se conocieron, qué les hace únicos y cuáles son los pequeños detalles que los definen como pareja. Esta conexión es clave para que el día de la preboda fluya de manera natural. La confianza entre el filmmaker y la pareja es esencial para lograr imágenes auténticas.
Elegir el lugar que cuenta tu historia
El entorno es un reflejo de tu historia de amor. A veces, no hace falta ir a los lugares más populares o fotogénicos, sino a aquellos que realmente significan algo para ustedes. El parque donde tuvieron su primera cita, una calle que siempre recorren juntos o incluso el rincón de una cafetería que les encanta. El entorno debe ser un testigo de su conexión.
Vístanse para sentirse ellos mismos
La clave del vestuario es que ambos se sientan cómodos y fieles a su estilo. Si bien puedes optar por coordinar los colores y estilos, lo más importante es que se vean y se sientan como ustedes mismos. Considera elegir un atuendo que represente lo cotidiano y otro más elegante, para darle variedad a la sesión.
La narrativa: más que fotos bonitas
Cada imagen debe contar una pequeña historia. Si bien es importante tener fotos posadas, lo que realmente cuenta son esos momentos en los que olvidan la cámara y simplemente se dedican a disfrutar el momento juntos. Mi trabajo consiste en capturar esos instantes y reflejar su relación de la manera más auténtica.